Se puede considerar la simplicidad como la eliminación de elementos innecesarios, es decir, reducir algo a su mínima expresión —lo que muchos llaman esencia—. Por consiguiente, no es un estilo de diseño, de crear, de pintar, etc. sino una forma de abordarlo. De aquí que muchos diseñadores la consideren como la representación final de la complejidad. "La simplicidad es la máxima sofisticación" (Leonardo da Vinci)
¿Por qué debemos priorizar la simplicidad por encima de la complejidad en los sistemas de diseño?
En la sociedad de la información en la que nos encontramos inmersos, lo complejo crea aún más ruido y confusión. La comunicación tiene que ser simple, clara, sintética y funcional; todos ellas características que se relacionan con la simplicidad.
Pero alcanzar el suman la simplicidad no es únicamente un trabajo de reducción, no basta con suprimir partes de un todo. "El proceso consiste en eliminar lo obvio y destacar lo significativo" (John Maeda).
Se debe discernir lo prescindible de lo imprescindible mediante un proceso de comprensión, reducción y conceptualización. "Para realmente entender el objeto y llegar a una simplificación inteligente es preciso primero indagar en las profundidades de la complejidad" — Jony Ive
Por eso es imprescindible profundizar y entender toda la compleja naturaleza del objeto en cuestión, ya que será ese conocimiento el que permitirá llegar a la posterior simplicidad. De aquí la paradoja de que es más simple crear algo complejo que simplificar la complejidad. "Las cosas se deben hacer más simples pero no más sencillas" (Albert Einstein). La clave quizás está en que la complejidad debería ser afrontada en el backstage, en la cocina del diseño, debe ser desplazada bien lejos del usuario y desenvolverse en el proceso de desarrollo y creación.
Por tanto, no es posible acceder a la simplicidad sin pasar por la complejidad. No es de extrañar que las personas que aplican la simplicidad suelen ser los que también crean productos más atractivos visualmente. Son accesibles, no presentan ninguna complicación a la hora de decodificarlos y, por lo tanto, no son vistos como una amenaza. Un gran ejemplo de ello lo encontramos en los íconos, ya que son unidades de representación gráfica que responden a una convención y representan de forma inequívoca una idea concreta con los mínimos elementos esenciales para permitir su comprensión

10 leyes de la simplicidad

John Maeda, en su libro Las leyes de la simplicidad, traza una lista de las 10 leyes básicas que uno debería seguir para llegar a la máxima simplicidad posible cuando se está trabajando en un producto. Los 10 puntos son los siguientes:
  • Reduce: como ya se ha comentado, la simplicidad es el resultado de un proceso de reducción.
  • Organiza: un todo caótico se percibe más complejo que un todo organizado.
  • Tiempo: ahorrar tiempo da la sensación de simplicidad.
  • Aprende: cuanto más se sepa sobre un campo, con mayor facilidad será llegar a la simplicidad.
  • Diferencia: sin complejidad no hay simplicidad.
  • Contexto: lo que rodea la simplicidad sigue siendo simplicidad.
  • Emoción: más emociones es mejor que menos.
  • Confianza: la simplicidad es una cuestión de creer.
  • Fracaso: Hay cosas que no se pueden simplificar con los conocimiento y capacidades que tenemos.
  • La única: la simplicidad consiste en eliminar lo obvio y añadir lo significativo.
Pero sobre todas las cosas, lo que hace significativa a una innovación es que dé respuesta a un problema existente. Una solución innovadora en muchos casos ofrece respuestas obvias — pero se convierten en obvias a posteriori—. La simplicidad puede ser una forma de alcanzar este objetivo.